Editorial: Trincheras, paz y Estado

Editorial: Trincheras, paz y Estado.

Un notable hecho considerado todo un simbolismo a favor del fin de una guerra de más de 50 años, tuvo lugar este fin de semana. En Argelia, comunidad y autoridades civiles y policiales desmontaron las trincheras que rodeaban el reforzado bunker donde se guarnecían los policías asignados a esta localidad surcaucana. Toda esta infraestructura, que aislaba en su totalidad parte de la calle 4 en la cabecera argelina, protegía a los uniformados de los ataques u hostigamientos por parte de los guerrilleros de las Farc.

Ahora, el cuadriculado bunker volvió a mostrar su fachada y por ahora, los propietarios de las cuatro o cinco casas circunvecinas ya están planeando reconstruir sus predios para retornar lo más pronto posible. Además, la calle fue abierta de nuevo para la circulación de vehículos y por ende, los peatones pueden avanzar por ella sin el temor de quedar en medio del fuego cruzado o ser víctima de alguna clase de explosión provocada por aquellos artefactos ‘voladores’ que solían lanzar los guerrilleros desde las montañas circundantes.




Fue una jornada histórica que aunque ya se había vivido en varios municipios del país, cobra gran fuerza debido a que Argelia se había convertido en un bastión de los grupos armados. De allí los constantes ataques que solo ocasionaron tristeza, miseria, estigmatización y sobre todo subdesarrollo.

Esperamos que se vengan mejores tiempos y no solo para Argelia, sino también para todos los 42 municipios caucanos, los cuales, de una u otra forma, también sufrieron los embates de este absurdo conflicto armado al que ya se le avizora un posible final. Para todo el Cauca entonces tendría que llegar un desmonte de trincheras, aguardando claro está, el apoyo y la presencia del Estado con el arreglo de las carreteras terciarias, la energía eléctrica, el alcantarillado, el agua potable, la educación, la salud pública, la justicia, entre otros ítems relacionados con el mejoramiento de la calidad de vida, pero todo ello manteniendo la seguridad fuerte y contundente para evitar que otras fuerzas oscuras copen los espacios que dejaron los grupos guerrilleros.

¿Y porque esta última petición? Simplemente porque la situación en seguridad en nuestro departamento es preocupante, a tal grado que hay pocas luces sobre como detener una ola de criminalidad con capítulo aparte hacia los líderes sociales.

Es claro que se viene una tarea difícil para los entes gubernamentales y estatales, pero una tarea que hay que comenzar a aplicar desde ya para que comunidades como la de Argelia comiencen a sentir una verdadera sensación de paz y reconciliación duradera y no solo por la participación en un acto de gran carga simbólica de un solo día.