Editorial: Educación como fórmula de prevención

En Popayán, hay alarma en el tema de los embarazos en niñas menores de edad, con casos incluso en pequeñas de tan solo 12 y 13 años. Esto ha generado incluso movimientos juveniles con marchas y programas de concientización al interior de colegios para prevenir estas situaciones en adolescentes.

Y no es para menos, toda vez que la línea base de gestantes adolescentes de 10 a 17 años de edad para Popayán, es del 12.4% y para Colombia, del 19.5%, cifras que por su puesto preocupan en una región donde las oportunidades sociales escasean cada día más.

A pesar de que el Estado y algunas instituciones privadas han intensificado en los últimos años sus campañas y han diseñado estrategias con el propósito de educar sexualmente a la población y particularmente a la mujer, los avances, aunque ocurren, son pequeños y en algunos casos están aún muy lejos de un éxito significativo.

Una de esas entidades que por décadas ha mostrado un compromiso sostenido con este decisivo aspecto del desarrollo personal, familiar y social, es Profamilia, que trabaja divulga cada año su encuesta nacional de demografía y salud de donde se extraen las estadísticas con las que las dependencias regionales y locales diseñan sus planes preventivos. De esta forma, las autoridades municipales en Popayán proyectaron en el 2012, contener en 12.1% el porcentaje de embarazos en adolescentes de 10 a 17 años de edad; y en ese periodo se presentaron 459 casos, lo que equivale al 11.08%.

Así mismo, el número de embarazos en adolescentes en edades entre 10 a 19 años, fue 967, lo que equivale al 23.36%. En el 2013, la proyección es contener en 11.66% los embarazos en adolescentes de 10 a 17 años.

Entre 10 y 19 años de edad, se han registrado 513 casos: 23%. Teniendo en cuenta que la salud sexual y reproductiva es un problema de salud pública, la Secretaría de Salud municipal trabaja con grupos a los que llamó ‘Jóvenes multiplicadores’, donde cada uno de estos opera en distintas instituciones educativas de la ciudad para acercarse más a la población objetivo con la finalidad de asegurar el proceso preventivo.

Creemos que toda esta planificación debe estar encadenada con el proceso educativo, llegando incluso a los cursos de primaria, para promover una mejor y más sana educación sexual en nuestra niñez pensando a corto plazo, en los adolescentes del mañana.

Estamos entonces frente a dos hechos sociales de gravedad y complejidad suma: tenemos madres muy jóvenes que, además de que están en riesgo inminente de contraer enfermedades de transmisión sexual, están quedando en embarazo sin que lo hayan planeado y viéndose ante el hecho de ejercer su maternidad sin desearlo y en un porcentaje también muy alto, sin estar física ni psicológicamente preparadas para tal cosa.

Son cifras y variables que muestran una azarosa cultura sexual que está dándose no solo en Popayán sino en gran parte del Cauca y que es necesario atender desde perspectivas generales para procurar soluciones más prontas para esa vasta población de jóvenes que sufre las consecuencias irreversibles que en la mayoría de los casos dejan las equivocadas decisiones en materia sexual.

Estamos hablando de variables que pueden explicar el hecho de que más de la tercera parte de los hogares en nuestro departamento tenga como cabeza a una mujer que en muchos casos, ante su situación de emergencia, pacta uniones desiguales que resultan en maltrato físico, como, según Profamilia, le sucede a más del 25% de las mujeres de esta región, el que es uno de los porcentajes más altos del país. Tenemos pues, una situación que de muchas maneras se origina en el campo de la formación sexual de nuestra juventud y está determinando unas peligrosas constantes de pobreza y violencia en la conformación de la familia caucana que, sin duda, requieren de un mayor esfuerzo y compromiso, si queremos llegar a un nuevo y mejor futuro para todos.