Editorial: Día de la Madre: celebremos sin violencia

Este domingo se celebra el ‘Día de la Madre’ fecha especial para saludar y celebrar con las mujeres que nos trajeron al mundo y quienes se expidieron y sacrificaron por nuestra educación y manutención. La ciudad y el país al igual que buena parte del continente se aprestan a una de las celebraciones más tradicionales, el homenaje al ser más especial en la familia.

En el Día de la Madre es muy importante para todos para poder celebrarle o dedicarle siquiera un día a nuestras queridas madre que nos dieron la vida. En este día, por lo tanto, es raro el hijo o hija que no haga hasta lo imposible por demostrarle de una manera especial a la autora de sus días el amor y agradecimiento que sienten por ella ya que sólo una mujer puede experimentar a profundidad la sensación del embarazo, el dolor del parto, y el gozo indescriptible después de él.

Por ello es propicio reiterar que el Día de la Madre no es solo este que festejamos los segundos domingos de mayo, son todos los días del año en el que debemos bregar con amor y cariño para esa mujer que es capaz de dar todo por su descendencia, aquella que nunca advertirá el lado negativo en la conducta de los hijos pues tratará de justificar cualquier hecho porque eso es parte del inconfundible amor que le brinda desde la infancia.

Es la madre, como ningún otro ser, quien tiene la capacidad de mantener unida a la familia, y como se sabe, una familia unida está más propensa a ser feliz y a enfrentar los embates de la adversidad. También las tiendas hacen ofertas especiales, los restaurantes se llenan, las floristerías, los mariachis y los tríos tienen dificultad para satisfacer la demanda de sus productos y servicios, en fin, se trata de un legítimo anhelo de hacer sentir bien a quien nos dio el preciado don de la vida. Quienes actualmente sufren en carne propia el flagelo de un desempleo que no les permite comprarle ni regalarle nada a sus madres, tienen cuando menos la posibilidad de visitarlas, en el entendido de que para ellas el regalo más importante es la presencia afectiva, cariñosa y agradecida de los hijos. Y aquéllos que ya no tienen a sus madres en vida, es muy posible que visiten sus tumbas en los cementerios y que las recuerden en sus oraciones.

Argumentos suficientes para soportar el reconocimiento a quien ha contribuido por generaciones a la preservación de la familia y la vida.

Por eso es contradictorio y triste recordar una vez más que en nuestro medio esta celebración representa desde hace algunos años una alerta para los trabajadores del sector salud y las autoridades responsables del tema de la seguridad.

Tristemente el Día de las Madres, al igual que celebraciones como el fin de año ha registrado unas cifras de violencia y accidentalidad preocupantes sobre las que hay que recabar y llamar la atención.

La invitación por eso es a celebrar, si es la tradición o el deseo, con prudencia. El gran detonante de esta situación es el licor, que nunca falta en torno a la fiesta. Por cuenta de éste muchos Días de las Madres han terminado en una verdadera tragedia al día siguiente.

El deseo es que la resaca de la celebración no se convierta en un doloroso amanecer en medio de accidentes de tránsito, conflictos, violencia y muerte; hagamos honor al amor que representan las madres, la paciencia, la tolerancia, la vida y la entrega infinita hacia sus hijos.

Celebremos en familia, con tranquilidad y mucho amor, la bondad infinita que caracteriza a una madre.