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    Domingo Belisario Gómez: sacerdote revolucionario

    Gómez Zemanate trató personalmente a Nariño, Bolívar, Sucre, Cabal, Obando, López y Córdoba, con quienes sostuvo copiosa correspondencia.

    FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

    Especial para EL NUEVO LIBERAL

    Domingo Belisario Gómez Zemanate fundó ‘El Trapiche’, población de la que fuera su párroco durante 35 años y a la que defendió resueltamente de la barbarie realista, con las armas en la mano. Estuvo encarcelado y fue condenado al patíbulo, del cual se libró. / Suministrada – El Nuevo Liberal.

    Los historiadores están en deuda con Domingo Belisario Gómez Zemanate (Bolívar, Cauca, 1761 – 1851). Su nombre y obra políticosocial merecen, en justicia, situarse en el pódium que les corresponde en la historia libertaria de Colombia y América Latina.

    Ordenado sacerdote fundó ‘El Trapiche’, población de la que fuera su párroco durante 35 años y a la que defendió resueltamente de la barbarie realista, con las armas en la mano. Estuvo encarcelado y fue condenado al patíbulo, del cual se libró.

    Consagrado a la causa emancipadora contra el imperio español, divulgó los ideales independentistas y erigió su parroquia en fortín heroico que, posteriormente, a solicitud suya, ostentaría por vez primera el nombre glorioso de Bolívar, para honrar al Libertador.

    Domingo Belisario Gómez desempeñó importantes cargos eclesiales. Fungió de Rector del Colegio Seminario de Popayán, reconocido crisol de intelectuales y mártires de nuestra independencia política.

    Por su posición geográfica y estratégica, El Trapiche acuarteló los ejércitos patriotas, los hospitalizó, avitualló, les entregó dinero, ganado, caballos y reclutó cientos de soldados para la Campaña del Sur – 1822-, que culminaría sellando la victoria criolla continental y expulsando definitivamente los ibéricos de Suramérica. [Narra la leyenda que el Cura del Trapiche enganchó tres mil combatientes para la “Magna Guerra”. ¡Ninguno regresó jamás!].

    Gómez Zemanate trató personalmente a Nariño, Bolívar, Sucre, Cabal, Obando, López y Córdoba, con quienes sostuvo copiosa correspondencia, su legado histórico epistolar. Fue nombrado Capellán de los Ejércitos Libertadores. Combatió decididamente a los realistas Sámano, Calzada, Tacón, Montes, Agualongo y las guerrillas patianas. Belisario Gómez, el Sol del Sur, cerebro en función de inteligencia y acción, impulsó el desarrollo regional, construyó caminos y puentes, edificó escuelas, formó maestros, incentivó las actividades mineras, orfebres, agropecuarias y manufactureras, instituyó ferias y mercados, y trazó las orientaciones urbanas del Trapiche, San Juan, Lerma, Jayo -hoy, Los Milagros- y San Lorenzo.

    Luego de la batalla de Bomboná, en mayo de 1822, instalado en El Trapiche el Cuartel General de los Ejércitos Libertadores del Sur, Simón Bolívar encomendó al presbítero Gómez la misión de negociar y suscribir con los realistas las capitulaciones de rendición, a fin de evitar un genocidio por parte de los vencedores patriotas. Con ello se afianzó la paz en el sur de Colombia e inició y culminó la liberación de Ecuador -batalla de Pichincha-, Perú y Alto Perú (Bolivia) -batallas de Junín y Ayacucho.

    Guardadas las épocas, los continentes, los personajes, su grado de compromiso y actuaciones, “clero rebelde” ha existido siempre. Junto a los nombres de José María Morelos, José Celestino Mutis, Desmond Tutu, Camilo Torres Restrepo, Martin Luther King, Helder Cámara, Ernesto Cardenal, Domingo Laín, Óscar Romero, Manuel Pérez, Isaías Duarte y el Papa Francisco, relumbra enhiesto, en el más alto pedestal, Domingo Belisario Gómez, sacerdote revolucionario, patriota eximio, hombre comprometido con la libertad americana, ejemplo de vida y diligencia insurgente para las juventudes de hoy y mañana.

    A las mujeres y hombres de El Trapiche -Bolívar- les debe aún nuestra nación el reconocimiento como Pueblo sufrido y sacrificado, lo mismo que a su gestor y guía, Domingo Belisario Gómez, adalid de la clerecía insurrecta. Honrarlos exige un franco homenaje reflejado en obras materiales. Construir y mantener las carreteras del Anillo Vial del Macizo Colombiano, principal estrella fluvial y fuente de agua por excelencia del país, constituye un dispositivo especial para cristalizar la infraestructura requerida por esta región importantísima de la geografía caucana, abandonada secularmente por las autoridades nacionales y territoriales, pese a sus invaluables recursos humanos y al enorme potencial de riquezas naturales, faunísticas, florales, minerales, acuíferas, boscosas y agropecuarias.

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