Derechos y comunicación en el Siglo XXI

ELKIN QUINTERO

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Los hombres sabios hablan porque tienen algo que decir; los necios porque tienen que decir algo.

Platón.

En el 2019, los derechos humanos se enfrentan a una crisis de sentido y legitimidad en todo el territorio nacional. Crisis con consecuencias sociales, políticas, legales y reales. Crisis que, irónicamente, ha sido provocada por la ley y por el mismo Estado. Quizás, la ironía radica en el hecho de que, si bien la protección jurídica de los derechos humanos ha salvado y cambiado vidas, su implementación y éxito ha dado lugar a que se planteen preguntas sobre su fundamento e impacto y la comunicación juega un papel primordial en el ejercicio de restablecimiento de derechos.

Es de conocimiento general que la comunicación representa una necesidad humana esencial y muy importante, así como un derecho humano básico. Sin embargo, el derecho a la comunicación debe considerarse en el marco de la libertad de expresión y la democracia de los estados sociales de derecho. No obstante, el reconocimiento del derecho a comunicarse que es esencial para la defensa general de las normas de derechos humanos en todas las sociedades se desconoce. El derecho general de comunicación siempre ha permitido intercambiar opiniones, pensamientos y significados; empero, en esta época de la historia es un derecho que necesita ser revalidado en el ejercicio de lo público y lo privado.

Todas las personas del mundo deben recibir ayuda para participar en las conversaciones públicas y privadas que afectan sus vidas; los Entes Gubernamentales tendrá que garantizar las condiciones en las que esos procesos puedan se llevan a cabo. La comunicación conversacional entre individuos y grupos, ya sea en público o en privado, debe ser protegida contra interferencias indebidas o chuzadas intencionadas. Necesitamos confidencialidad, espacio y tiempo, y aprender el arte de la conversación y la escucha.

En este orden de ideas, la libertad de expresión y la igualdad son derechos fundamentales y su cumplimiento es importante a fin de beneficiar a los demás derechos humanos; se defienden y refuerzan mutuamente para promover los demás derechos humanos; por lo tanto, no puede haber libertad de expresión sin igualdad ni puede haber igualdad sin libertad de expresión. La comunicación debe ser considerada como una herramienta fundamental para la participación en la vida local, planes de desarrollo nacionales e internacionales. Estos planes deben tener en cuenta sus dimensiones económicas porque la comunicación está estrechamente relacionada con el acceso a los medios de comunicación electrónicos, su dimensión social por los medios de que dispone aporta a la construcción de la ciudadanía y de las dimensiones políticas porque implica la participación de todos.



Debemos saber que la UNESCO es el único organismo de las Naciones Unidas con un mandato especial para defender la libertad de prensa; la Organización busca reconocer que la libertad de prensa es fundamental para construir democracias fuertes, promover la participación cívica y el imperio de la ley, el derecho internacional y el fomento del desarrollo humano y la seguridad.

De acuerdo a lo anterior se puede argumentar que la libertad de opinión y de expresión constituyen la piedra angular de toda sociedad democrática y una base sólida e indispensable para el desarrollo de los pueblos. Ciertamente, el derecho que garantiza la libertad de expresión se considera en general como la base de todos los demás derechos humanos y la clave de las libertades democráticas tan escaso en estas épocas.

Por último, se quiere hacer énfasis sobre la idea que el derecho a comunicar derechos humanos básicos es un imperativo; por lo tanto, cuando el pluralismo y la diversidad no se respetan o no se cumplen, no sólo se ha violado el derecho a la igualdad, sino también el derecho a la libertad de expresión.