Con lucha y resistencia, así reconstruyen la memoria social en el Naya

Dentro de los 256 proyectos que se presentaron a la III Convocatoria Nacional a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria del Cnmh, solo 10 proyectos resultaron ganadores, entre ellos uno realizado en el Cauca, el único con participación de comunidades indígenas.

Por: Olga Portilla Dorado

@olguitapd

El documental titulado ‘Los caminos de la memoria –relatos de lucha y resistencia de las comunidades del Alto Naya’ es el resultado de uno de los 10 proyectos ganadores de la III Convocatoria Nacional a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria del Cnmh. /Fotografías: Fotografías: Julián Hoyos y Cristian Castro

Para llegar a la región del Naya, primero hay que recorrer más o menos cinco horas en carro desde Popayán hasta el municipio de Buenos Aires, luego desde donde termina la carretera hasta el Alto Naya son ocho horas a lomo de mula; así de escondida –pero también estratégica- es esta parte olvidada y estigmatizada del territorio colombiano.

“El Naya es la puerta de entrada a una zona de economía de frontera que es el narcotráfico producido entre los municipios de Buenos Aires, López de Micay y Buenaventura, es una zona llena de complejidades y de contrastes. Afectada por el conflicto, con mucha presencia de actores armados históricamente: primero el M19, luego el Eln, posteriormente las Farc y el paramilitarismo, y luego el interés del Gobierno Nacional por controlar territorios que históricamente han estado en disputa entre las comunidades indígenas, los afro y los intereses de empresas nacionales”, expresó Álvaro René Garcés, investigador y productor audiovisual.

Sumado a esto, la región del Naya es recordada en todo el país por la masacre sucedida en 2001 donde los paramilitares mandados por alias Bocanegra, torturaron, asesinaron, mutilaron y degollaron a varias personas de la región. Abriéndose paso iban acabando con lo que encontraban mientras buscaban el Camino Real del Naya. En esa avanzada, los paramilitares se encuentran a cientos de feligreses que van para Buenos Aires, los detienen, les piden identificación, les ordenan quitarse botas y camisa y los amarran de pies y manos. Los interrogan y torturan, y conseguida la información, los matan.

Según las investigaciones, la Fiscalía reconoce 30 asesinatos, por su parte los campesinos denuncian más de 100, porque incluso ahora recuerdan que vieron muchos cuerpos rodar por el precipicio y que un día que un camión se volcó bajaron a ayudar a los heridos y entre los escombros encontraron un cráneo.

Tiempo después de lo sucedido se supo que el ejército paramilitar estaba compuesto por más de 400 hombres que marchaban en escuadras de unos 20 ó 30, debidamente uniformados y armados.

Esta trágica vivencia que ha sido narrada desde diferentes escenarios y con distintas voces constituye el punto de partida para que Álvaro René Garcés, se ingeniara en su cabeza y en el papel una propuesta documental para presentar en la Convocatoria Nacional a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Con su experiencia de más de 10 años trabajando en la zona, sintió que era necesario gestar desde la comunidad con un punto de vista que no era el académico ni el institucional, una propuesta para hacer memoria social, para ‘comprender socialmente el conflicto armado’.

De sus ideas surge el proyecto ‘recuperación y reconstrucción de la memoria social del conflicto armado en la región del Alto Naya’, que hoy su resultado final se resume en 35 minutos de un documental titulado ‘Los caminos de la memoria –relatos de lucha y resistencia de las comunidades del Alto Naya’, además de la exposición de 25 fotografías que se hicieron en el marco de la ejecución del proyecto.

La producción audiovisual del documental estuvo a cargo de Arcadia Cinema. Del equipo técnico hicieron parte 7 personas, entre ellos dos miembros de la comunidad. El trabajo de preproducción y producción duró alrededor de 8 meses.

Tanto el documental como las fotografías fueron socializados y producidos con la comunidad del Naya, sin embargo el interés de su productor es que se divulgue por todo el país, por todas las plataformas, y esto al parecer podrá ser posible después de mañana cuando en el Museo Nacional en Bogotá se realice la ceremonia de premiación y los 10 proyectos den su salto al público.

“Todos los proyectos museológicos que decantan en instalaciones expositivas en el 2017 van a ser circulados por diferentes lugares en el país, para ello contamos con los museos regionales y con centros culturales que desde Cali, Medellín y Bogotá nos están ofreciendo sus espacios para que podamos hacer estas instalaciones y que la gente pueda visitar y conocer las 10 exposiciones que tienen un valor simbólico muy importante”, señaló Andrea Maldonado coordinadora del Programa Nacional de Convocatorias.

Un bricollage de voces, de recuerdos, eso es el documental

Aquí parte del equipo de producción: Christian Andrés Castro (fotografía), René Garcés (productor general), Julián Hoyos (Dirección y edición), Oscar Arango Horta (sonido) y Diego Hernán Labio (producción de campo). /Fotografía: Julián Hoyos y Cristian Castro

Álvaro René Garcés, formulador de la idea del proyecto, coordinador de toda la investigación y productor del documental, señala reiterativamente que entre las cosas más valiosas de la propuesta es que primero no es una visión ni académica ni institucional de lo que sucedió y sucede en la región.

“No estamos hablando necesariamente de percepciones institucionales ni mucho menos académicas, precisamente al denominarse comprensiones sociales identificamos que hay un potencial muy interesante en las formas de contar las nuevas narrativas de la violencia que no son ni el conteo de víctimas o de sucesos, sino que hablamos de las vivencias que tuvo la gente en el marco de la guerra”, destacó René Garcés.

Y segundo, que este proyecto se ubica dentro del concepto de memoria social y no de memoria histórica, ya que para el productor del proyecto “la memoria social entiende que es la comunidad como un colectivo la que se ve afectada en el marco de la guerra, pero además el territorio, entendiendo que este territorio forma parte del mismo concepto de la vida para los pueblos indígenas, en este caso para los pueblos Nasa. No existe una división entre la comunidad, la vida comunitaria, la cultura y el territorio, en el pensamiento Nasa son una misma cosa”.

Es así como en 35 minutos, el documental ‘Los caminos de la memoria –relatos de lucha y resistencia de las comunidades del Alto Naya’, presenta contraste de voces, de memorias, de recuerdos, de formas de construir la realidad para diferentes actores. Y es que en aunque el equipo de producción llegó al territorio del Naya con varias ideas sobre el papel, fueron las comunidades y en campo que los hacedores del proyecto y sus protagonistas fueron encontrando elementos más valiosos para darle un vuelco a su idea inicial.

“Una es la visión de la comunidad indígena de La Paila, otra es la de la comunidad indígena de El Playón, otra es la vivencia de los afros de la Alsacia que queda a 10 kilómetros de ahí, pero que igual trabajan de manera conjunta; otra es la mirada de la institucionalidad que nunca pudo hacer presencia en la zona por el temor de los actores armados, también está la línea política que tiene la insurgencia sobre la lectura de la guerra y sobre las cuestiones de las comunidades, otra es la visión de las comunidades frente a la guerrilla. Por eso yo siempre digo que este proyecto es un bricollage de cosas interesantes”, puntualizó René.

La única propuesta étnica ganadora de la convocatoria

Según cuenta Andrea Maldonado Rivera, coordinadora del Programa Nacional de convocatorias, fueron alrededor de 256 proyectos presentados a  la III Convocatoria Nacional a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria del Cnmh, organizada en el marco del Programa Nacional de Estímulos 2016 del Ministerio de Cultura, en asocio con el Programa de Fortalecimiento de Museos del Museo Nacional de Colombia, para reconocer y fortalecer los procesos artísticos y culturales de memoria histórica desarrollados en las regiones.

De esos, se seleccionaron 10 en las dos líneas de la beca: investigación y producción, y creación y producción. De los cuales solo una se hizo en el Cauca y fue la única propuesta étnica ganadora.

Según cuenta Andrea, entre los factores que tuvo en cuenta el jurado para decidir que este proyecto ganara se destacan: primero que todo la lucha que ha vivido todo el pueblo Nasa del Alto Naya, un territorio olvidado por el Estado y que no ha tenido una asistencia comprometida con la reparación de las víctimas del conflicto armado; segundo que el proyecto en sí se convierte en una estrategia interesante en términos de recuperación de la memoria histórica del pueblo Nasa, porque a partir de ahí se crean tejidos sociales para resarcir nuevamente a la comunidad de todas esas victimizaciones de las cuales han sido y siguen siendo objetivo por parte de diferentes grupos armados del país.

Y por último, pero no menos importante, porque dentro de los 10 proyectos, el objetivo era de que al menos uno tuviera ese enfoque diferencial y étnico, porque fue un ejercicio muy juicioso de la apropiación de la memoria social de las comunidades indígenas de esta zona del Cauca.

“Todos estos proyectos son muy bonitos porque además de que permiten la participación de las comunidades desde la parte protagónica hasta la parte técnica; además son una apuesta para que Colombia le permita a sus ciudadanos identificar y reconocer que en este país efectivamente sí hubo una guerra, que continúa, pero que las comunidades están haciendo todo lo posible por recuperar su memoria, por difundir la memoria del conflicto y también por reivindicarse como seres humanos capaces de salir del dolor para crear y construir un país en paz”, puntualizó Maldonado.