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    Cal naranja para la Ciudad Blanca

    FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

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    En su libro ‘La Economía Naranja: Una Oportunidad Infinita’ -2013-, Iván Duque y Felipe Buitrago -D&B- plagiaron la obra ‘The Creative Economy’ -2001-, de John Howkins, quien acuñó el término Economía Creativa, reconocido internacional, académica e institucionalmente, para aludir a “modelos de negocios relacionados directamente con las industrias culturales, creativas y de generación de ideas”, esto se originadas en el talento individual que generan crecimiento y desarrollo económico.

    D&B presentaron como propios los fundamentos teóricos formulados por Howkins, los cuales resumimos: sus industrias, i- crean empleos e ingresos, respetando las diferentes culturas, la inclusión social y el desarrollo humano; ii- incorporan a los aspectos socioeconómicos y culturales, modelos basados en la tecnología y la propiedad intelectual; iii- aportan conocimientos macro y microeconómicos; iv- promueven ideas, innovación y desarrollo; y, v- su basamento son las industrias creativas. Definieron la Economía Naranja como el conjunto de actividades encadenadas mediante las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales, cuyo valor se determina por su contenido de propiedad intelectual. Finalmente, añadieron a la Economía Creativa el Turismo Cultural -ecológico, religioso, deportivo y tradiciones culturales. En breve, exhibieron como novedad lo que estaba conceptualizado, es decir un vil plagio, sin olvidar que, en la Ciudad Blanca y el Cauca, el sector turismo podría crear significativas fuentes de trabajo, ingresos y contribuciones al PIB.

    La Economía Naranja se fundamenta en tres soportes: Talento, Tecnología y Cultura. En Cannes -Francia, 2019- dijo ‘Rin Rin’ Duque que la Economía Naranja “será el nuevo motor de crecimiento económico y transformación social de Colombia”. Y agregó: “La Economía Naranja representa el presente y el futuro del país, y prueba de ello es el talento de nuestra gente”. El Talento, dice la especial capacidad intelectual o aptitud para aprender o desarrollar una actividad. En la clasificación mundial de Talento, elaborada por el International Institute for Management Development -IMD, 2018-, Colombia se ubicó, entre 63 países, en el puesto 61; y, en el 62, en el manejo de habilidades lingüísticas.

    Entre otras disciplinas, la Tecnología comprende la electrónica, robótica, informática, urbótica, neumática, etc. La ANDI expresó en torno al Plan Nacional de Desarrollo 2018- 22: “El reto es que entre los sectores privado y público trabajemos…en el desarrollo tecnológico”. Un sondeo realizado por el diario La República, entre empresarios, reveló: “No hay suficiente talento tecnológico en el país. […] Si Colombia aspira a convertirse en un poder regional, mucho deberán cambiar las cosas, empezando por el mundo académico que va a remolque”.

    La Cultura contiene las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada; y el acervo de informaciones y habilidades que posee un individuo. “El sistema educativo en Colombia está muy fragmentado, muy atomizado y muy localizado para tener la calidad suficiente”, manifestó Andreas Schleicher -Director de Educación de la OCDE, 2019. Sobre los indigentes resultados de Colombia en las pruebas PISA -2018-, afirmó el analista Juan Manuel Pico: “Años para cerrar la brecha en matemáticas frente al promedio OCDE, con la tasa de crecimiento actual: Chile, 41 años; México, 28 años; Brasil, 27 años; Colombia, nunca”. Tal es la realidad colombiana en materia de Talento, Tecnología y Cultura.

    ¡Estamos a años luz para que la Economía Naranja sea el motor del crecimiento económico y la transformación social! Con insuperable erudición, ‘Rin Rin’ expresó en el evento ‘Vive Popayán en Bogotá’ -marzo, 2020- algunas de sus refinadas posverdades: “Popayán ha sido reconocida por la Unesco como ciudad creativa de la economía, que tiene festivales, que tiene carnavales, que tiene una Semana Santa envidiable, porque es una demostración de todo su bagaje histórico, es en sí misma una ciudad naranja […]”. Y, adicionó: Popayán integra “su patrimonio histórico y la creatividad de su gente”.

    Sin iniciativa empresarial, con mentalidad colonial, con sobrado atavismo cultural y carente de tecnología moderna, ¡Popayán will never be the orange city of Polombia!

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