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    Amor a Popayán y al Cauca

    Una pastusa con alma de caucana, ha participado de las 17 versiones del congreso, mostrando su profundo amor por esta tierra.

    Emma Suarez recibiendo de Enrique González, presidente de la Corporación Gastronómica de Popayán, el reconocimiento por sus 17 años de asistencia al congreso. / Fotos suministradas – El Nuevo Liberal.

    Por: Jazmín Muñoz Yela

    Hay personas que tienen la facilidad de hacernos reflexionar sobre la importancia de valorar lo que tenemos a nuestro alrededor, esas personas que de una forma tierna y dulce llenan de conocimiento a todo el que se le arrime. Así es Emma Suárez de López, una mujer de 76 años, de origen nariñense, pero caucana de corazón por los 52 años que ha vivido en este departamento.

    A Emma la conocimos en esta versión del Congreso Gastronómico de Popayán, debido a que la Corporación Gastronómica de Popayán le otorgó un reconocimiento por asistir ininterrumpidamente a los 17 congresos que se han realizado en la ciudad. Ella nos contó de su profundo gusto por la cocina y de su amor por este departamento, razones por las cuales sigue infaltable a este espacio.

    En la foto Emma Suarez disfrutando de la XVII versión del Congreso gastronómico de Popayán.

    “… y dije, que bien que le vayan a dar prestancia a la cocina. Porque uno en la cocina es la persona silenciosa que trabaja y de la cual depende todo el desarrollo del hogar”.

    “Hace dos meses que estamos viviendo con mi esposo en Manizales, mis hijos viven, dos en Bogotá y una en Manizales, ellos mostraron su gran preocupación al considerar que ya estábamos viejos para estar solos y tan lejos de ellos, por eso nos fuimos”, nos cuenta Emma mientras sus ojos se le aguan de nostalgia.

    Y no es para menos, su vida adulta se desarrolló en este departamento, hace 52 años y con poco tiempo de casada llegó, inicialmente a Silvia. Su esposo caucano e Ingeniero Agrónomo, fue asignado en su área como jefe en Silvia, allí vivieron dos años. Lugar propicio para aprender valiosas recetas de cocina, pero su gusto por esta venía desde mucho antes.

    “Siempre me ha gustado la cocina, cuando pequeña, nos reuníamos con las compañeras del colegio a cocinar en la casa. Mis padres nos regalaron unas estufas alemanas pequeñas que funcionan con gasolina, ahí aprendimos a hacer las recetas que veíamos hacer a los grandes”, recuerda Emma, quien cuando se enteró de la idea de la organización del Congreso lo vio como un gran acierto.




    “Le escuché a Guillermo (exgobernador y fundador del Congreso) el deseo de la organización del congreso y dije, que bien que le vayan a dar prestancia a la cocina. Porque uno en la cocina es la persona silenciosa que trabaja y de la cual depende todo el desarrollo del hogar”.

    Según sus palabras el primer congreso no tuvo gran acogida, pero fue un acto muy bonito, porque vinieron personas de muchas partes, extranjeros y del país, eso le dio mayor importancia a Popayán, porque fue una oportunidad para mostrar la ciudad, el departamento y el país mismo e interactuar con otras culturas a través de la cocina.

    “La traída de países ha permitido fusionarnos. Me parece regio que traigan al Asia, porque a lo largo de la historia nuestros ancestros se mezclaron unos con otros, porque no volver a hacerlo por medio de la cocina, porque adoro la cocina, yo busco las recetas de los departamentos y trato de aprenderlas y también me pongo al día con lo nuevo en las distintas formas de preparación. Cuando vengo al congreso busco las recetas, porque cada una de ellas tiene un detalle de la personalidad de cada persona, porque cuando te enseñan a hacer una receta, tú le pones un poquito de lo tuyo y entonces ya es otra receta”, dijo Emma Suárez.




    Aunque hace dos meses que ya no vive en Popayán, decidió volver a este congreso, la motivación más grande para ella es el gran amor que siente por esta tierra, a la que espera seguir volviendo mientras esté con vida, como mínimo al congreso.

    Su constancia en el Congreso, que ya es una tradición en la ciudad, nos muestra la importancia de volver los ojos a lo nuestro, a darle valor a lo que somos y a lo que nos conforma como parte de una sociedad llena de costumbres y valores, en esta ocasión la caucana.